Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en https://nanaqtwx549450.webbuzzfeed.com/38951074/italia-vs-francia-el-cabezazo-que-cambió-todo